En 1903, Mary Anderson patenta el limpiaparabrisas. Al principio nadie hizo demasiado caso al invento de Anderson, ya que en esa época no se aceptaba que una mujer fuera inventora. La patente terminó expirando y su dueña no recibió un solo dólar por parte de los fabricantes, incluido Henry Ford, que vio su utilidad y comenzó a montarlo en los Ford T.