En 1929, alrededor de las 10:17 hora local, un terremoto de magnitud 7,3 sacudió la Isla Sur de Nueva Zelanda. Las ondas del terremoto se registraron en sismómetros de todo el mundo. La sismóloga Inge Lehmann detecta rarezas en los patrones de ondas, lo que le lleva a descubrir que en realidad el centro de la Tierra es un núcleo duro, rodeado de una capa externa líquida (hasta entonces se creía que la Tierra era hueca).