En 1968, Jocelyn Bell Burnell publica el artículo que confirma el descubrimiento de los púlsares en Nature junto a su supervisor de tesis, Antony Hewish. En 1974, Hewish y Martin Ryle, responsable del Cambridge Radio Astronomy Group, recibieron el premio Nobel de Física por ello. Ella no. Lo más hiriente es que Jocelyn tuvo que convencer a Antony Hewish porque inicialmente él se mostró escéptico porque creía que estas señales eran producidas por el ser humano.