En 1939, Marguerite Perey anota en su cuaderno de laboratorio el descubrimiento de un nuevo elemento: el Francio. Fue el último elemento de la tabla periódica en descubrirse de forma natural y no mediante un proceso de síntesis. Perey fue la primera mujer nombrada Académica de las Ciencias en Francia (un honor que se le negó a su mentora, Marie Curie, años atrás).