Uno de los agujeros por los que nos gotea la tubería que encamina a niñas y jóvenes a las carreras cientifico-tecnológicas es la falta de referentes. Nos cansamos de insistir que cuesta imaginarte ser lo que nunca has visto: mujeres grandiosas que copen los libros de texto, pero también mujeres más «mundanas» y cercanas a su día a día (como diría Jocelyn Bell: «Además de referentes como Marie Curie, la sociedad necesita modelos normales, cotidianos, para generar vocaciones científicas en las niñas»).
Dentro de esta misma ecuación, la ficción tiene también un papel fundamental. Así lo vemos en la espectacular web «The women missing from the silver screen and the technology used to find them«, que ha montado Google junto al Geena Davis Institute on Gender in Media (instituto que si no conocéis, ya estáis visitando) y donde nos muestran algunos ejemplos de cómo la figura de mujeres en la pantalla grande o pequeña ha tenido luego un impacto en las decisiones de las niñas. Y la cosa tiene mérito teniendo en cuenta que los hombres están el doble de minutos en pantalla y hablan también el doble:
Empecemos por algo que no es estrictamente ciencia, pero que ilustra también la necesidad de modelos valientes y que inoculen confianza a nuestras niñas. El tiro con arco se hizo popular entre las chicas en 2012, coincidiendo con dos películas protagonizadas por heroínas femeninas: Los juegos del hambre y Brave. En un estudio, 7 de cada 10 niñas dijeron que habían seleccionado esta disciplina porque estaban inspiradas en Katniss o Mérida.
Si enfocamos ahora en ciencia y tecnología, muy conocido es el efecto Scully: según otro estudio, el 63% de las mujeres que hoy se dedican a la ciencia y que tenían alrededor de 12 años cuando se estrenó Expediente X, aseguran que el personaje de Dana Scully les dijo que ellas también podían hacerlo.
Al igual que tenemos el efecto Scully, también existe el efecto Uhura, teniente afroamericana en Star Trek interpretada por la actriz Nichelle Nichols y que sirvió de inspiración a nada más y nada menos que Mae Jemison, ingeniera, física y astronauta de la NASA. Fue la primera mujer afroamericana en viajar al espacio. Suya es la frase «Nunca permitas que la imaginación limitada de los demás, te limite».
La aparición de la superheroína Shuri en Black Panther también está inspirando a una generación de mujeres jóvenes en STEM. Después del estreno de la película, la actriz Letitia Wright dijo que recibió una “avalancha” de mensajes de chicas que decían: «¡Esa soy yo! Me siento bien otra vez».
Saltando a un ejemplo de chica joven, fuerte e inteligente, debemos dar gracias a la gran adaptación que Netflix tenía reservada para el personaje de Violet Baudelaire en «Una serie de catastróficas desdichas» (basada en los libros de Lemony Snicket), donde nos la presentan como una inventora ingeniosa y resolutiva. Os animo a dejar más referentes «ficticios» en los comentarios del post.
La princesa Leia Organa es uno de los grandes personajes de las películas de ciencia ficción de todos los tiempos. También fue, más o menos, el único personaje femenino en la trilogía original de Star Wars. Al menos el único que hablaba, porque el resto de diálogos protagonizados por mujeres se puede resumir a 63 segundos. Pero Leia era un ejemplo de mujer fuerte, decidida, comprometida con su causa, que no quería dejar que nada se interpusiera en su camino. El tipo correcto de princesa que no esperaba que nadie la salvara. Ver la determinación de Leia en la pantalla fue importante, e inspiró a muchas niñas a pensar más allá de la vida cotidiana y mirar hacia las estrellas.
Pero no todo son buenas noticias. También hay mensajes negativos: en la última década, el cine y las series reforzaron estereotipos sobre qué campos STEM son apropiados para mujeres. Se ve analizando los personajes femeninos vs masculinos que representaron a físicas (6.4% comparado con 11.8%) o ingenieras (2.4% vs 13.7%), por ejemplo. Además el mundo del entretenimiento también envía un mensaje desalentador a las niñas y jóvenes de que tendrán que sacrificar su vida personal y familiar si entran en una profesión STEM. Al 43% de los personajes les pasaba eso en la ficción.
Habrá que seguir trabajando para que esos espejos en los que se puedan mirar nuestras niñas y jóvenes sean cóncavos y convexos, cercanos y lejanos, reales y ficticios.