Diferencia NO es lo mismo que desigualdad

mujer
Últimamente está cayendo en mis manos bastante información sobre el papel de la mujer en los tiempos que corren y la (des)igualdad de género: desde las interesantes clases de feminismo para dummies de María Ptqk hasta el informe de UNIFEM (Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer) sobre el progreso de las mujeres en el mundo 2008/2009: ¿Quién responde a las mujeres?.

Cada vez que leo sobre este tema me encuentro con dos posturas bien diferenciadas que marcan las causas de esa desigualdad: los pro-cultura y los pro-naturaleza humana. A mí me gustaría pensar que estoy en el medio. Es decir, es evidente que hombres y mujeres somos distintos físicamente: no tenemos la misma fisonomía, nuestro cerebro tampoco es igual (cuidado con caer en comparaciones de quién es más inteligente…), nuestras hormonas nos afectan de manera diferente, … Y eso hace que, por tanto, seamos diferentes. De hecho, nuestro código genético no es un disco duro en blanco que empiece a escribir sus bits y bytes el día que nacemos. Viene ya con una precarga de serie con lo aprendido durante generaciones.

Ahora bien, también estoy de acuerdo con los que hablan de la cultura como factor desequilibrante. Estos días de fiesta, se me ha caído el alma al suelo al ver la televisión por las mañanas. Esa televisión está destinada a los más pequeños y los anuncios describen a la perfección los roles que se nos intenta colar: las muñequitas para las niñas y los coches para los niños. Apenas pude ver un par en el que chicos y chicas convivían en una escena cotidiana, realizando la misma actividad.

Esta cultura se ha venido gestando a lo largo de la Historia. Echando la vista atrás, nos llevamos desagradables sorpresas de la mano de muchos personajes que son recordados por sus hallazgos o investigaciones. Por ejemplo, lindezas del tipo:

  • Pitágoras (s. VI a.C.): Existe un principio bueno que creó el orden, la luz y el hombre, y un principio malo que creó el caos, la oscuridad y la mujer.
  • Aristóteles preguntó ¿Qué es la mujer?, y respondió: Un hombre inferior.
  • Lutero: Las niñas empiezan a hablar y tenerse en pié antes que los chicos porque los hierbajos siempre crecen más deprisa que los buenos cultivos.

Y no hay que echarse tan atrás. Y si no, mirad lo que enseñaban en las escuelas en 1970 (pinchad en la imagen si queréis ver más burradas):

small_from-1970s-childrens-book

Pero, ahora ¿cómo son las cosas? En el año 2000, los dirigentes mundiales firmaron Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) donde se comprometían a lograr, entre otras cosas, la igualdad de hombres y mujeres (no voy a entrar en los indicadores de medida, aunque me parecen un poco flojos). La fecha para llegar a esa meta es 2015. Transcurrido algo más de la mitad del camino, ese objetivo mundial es casi una utopía. Y más teniendo en cuenta que aún existen países donde, por legislación, se niega a las mujeres muchos de sus derechos.

Como un buen amigo diría, ahora analizamos el papel de la mujer a lo largo de la Historia con el prisma de la actualidad, que difiere mucho del pasado. Pero una cosa tengo clara: diferente no es inferior o superior. Es decir, diferencia no es sinónimo de desigualdad. Por eso no me gusta aplicar la la igualdad indiscriminada para todo. En estos casos me quedo con las palabras de la escritora Virginia Woolf:

Sería una lástima terrible que las mujeres escribieran como los hombres, se parecieran físicamente a los hombres. Porque dos sexos son ya pocos, dada la vastedad y variedad del mundo: ¿Cómo nos las arreglaríamos pues con uno solo?

Lorena Fernández Álvarez (@loretahur)

Ingeniera salsera. Actualmente, directora de comunicación digital de la Universidad de Deusto. Miembro del grupo experto de la Comisión Europea Gendered Innovations para analizar el impacto de no incorporar la perspectiva de género en la Inteligencia Artificial. Colabora en el programa de radio “Hoy por Hoy Bilbao” de la Cadena SER desde 2009 con una sección sobre nuevas tecnologías. Además, es jurado del premio Ada Byron a la mujer tecnóloga y mentora del proyecto Inspira STEAM, un proyecto que busca el fomento de la vocación científico-tecnológica entre las niñas. Ha creado junto a Pablo Garaizar e Iñigo Maestro el juego de mesa Nobel Run.

17 thoughts on “Diferencia NO es lo mismo que desigualdad

  1. Difiero en el juego de palabras que usas porque cuando hablamos de igualdad se habla de igualdad en derechos. Y hoy hablo de cerebros iguales en mi blog haciendo una metáfora en que somos precisamente igual de capaces en inteligencia (con matices en las personas claro y no en el género). Y obviamente hablar de lo evidente (hombres pene, mujeres vagina) nos lleva a desviar la atención a situaciones que siguen siendo muy parecidas, aunque ahora no pongan el dibujito. Pregunta en una relación de pareja del siglo XXI si los papeles o roles en la casa son diferentes que de los de hace 20 años. Posiblemente no sean tan diferentes. Ahh perdona si hay una diferencia, que las mujeres además ahora trabajamos fuera del «hogar». Y eso que en mi casa hay «igualdad» en derechos.
    Saludos

  2. Y se me ocurre matizar a Virginia y ampliar la pregunta: la verdad es que quizás con dos tampoco nos arreglemos y nos haga falta sentir y ver tantos como personas hay pululando por este ‘mundo griposo’

  3. @Carmen: yo no tengo tan claro que siempre se hable de igualdad de derechos. De hecho, muchas medidas no juegan con esa igualdad, sino que hacen uso de políticas de discriminación positiva (un sinsentido ya en la propia expresión). Por cierto, los cerebros no son iguales. Está comprobado científicamente que cada sexo tiene más desarrollado un hemisferio, lo que hace que determinadas habilidades estén más o menos intensificadas. Pero esto también variará dependiendo de la persona y, como digo en el post, esto no indica que unas sean más inteligentes que otras. Y yo sí discrepo en el rol de las parejas del siglo XXI: tengo amigos que se implican más en las tareas de la casa que sus parejas. ¿Que queda mucho camino por andar? Por supuesto. ¿Que nos tenemos que comportar como los hombres para ocupar los puestos que históricamente se nos han negado? Mi respuesta es un rotundo NO.

    @andrei: muchísimas gracias por el enlace. No conocía a Luce Irigaray. Me quedo con esto: El problema de la igualdad entre los individuos, particularmente entre los sexos, no puede resolver la cuestión: la igualdad se evalúa en función de algo en común que posee más o menos cada uno, lo que entraña relaciones de competición agresiva. No hay cuestionamiento entonces respecto al amor y la reciprocidad de las personas. Esto no puede ocurrir más que dentro del respeto de las diferencias, cuando el otro es reconocido por lo que es, en un deseo, una alianza y un entrelazamiento de las cualidades propias de cada uno o una.

    @txetxu: tantos sexos como personas habitando el planeta Tierra. Me gusta… 😀

  4. «Está comprobado científicamente que cada sexo tiene más desarrollado un hemisferio, lo que hace que determinadas habilidades estén más o menos intensificadas».
    Creo que necesitamos más perspectiva. Si no lo miras en el tiempo, podrías cometer una injusticia tremenda, Lorena. Si delimitas actividades según capacidades genéticas, pierdes plasticidad en el género humano. Las diferencias en género que resultan de mediciones de pruebas psicotécnicas son armas que carga el diablo. Hay muchos ejemplos en la historia.

  5. @julen: No entiendo muy bien a qué te refieres con «mirarlo con perspectiva». El género humano es variado. Existen personas altas, bajas y medianas. Gordas y flacas. Intuitivas, listas, tontas, suspicaces, osadas, temerosas, … Pero lo que no podemos negar es que todas tenemos un patrón genético ya heredado. Ese patrón cambiará con nosotros y será heredado por nuestros hijos de forma mutada. Yo no digo que TODAS las mujeres seamos así o asá. Lo que es claro es que el neocortex de hombres y mujeres es diferente (igual que es diferente entre dos mujeres), pero con una serie de patrones.

  6. Creo que no es tan difícil entender la perspectiva de Julen en la que coincido al 100%. Te comenté que mi comentario sobre el cerebro es metafórico y que la igualdad que persigue la mujer es la igualdad de «DERECHOS». Por tanto no veo por qué se tiene que hablar que somos diferentes físicamente. Esto ya te dije que es obvio. Pero tambiés es obvio que yo como zurda tengo los hemisferios diferentes y dicen que por eso soy más inteligente y sinceramente sería lamentable creerme superior por este hecho ¿científico?. Yo hablo de las Ciencias Sociales, de las que hoy en día gobiernan en este espacio que tú y yo compartimos, del movimiento 2.0 que realmente nació de un visionario de finales del XIX llamado Vigotsky de otro al otro lado del mundo llamado Piaget y del Constructivismo Social. De la teoría que hoy avala la Sociedad Red llamada Conexionismo impulsada por George Siemmens y su equipo de la Universidad de Manitoba en Canadá. Del CONOCIMIENTO gracias a la investigación, al estudio, a horas de trabajo académico y/o profesional. A las opiniones fundamentadas en años de trabajo serio como las de Julen o Dolores Dreig que trabajan para que el Conocimiento se construya y para que todos y todas tengamos las mismas oportunidades. Esta es la igualdad que defiendo y por ello este comentario «pseudocientífico» está totalmente fuera de lugar. Opinión que por supuesto no voy a rebatir porque de Cortex cerebral no tengo ni p. idea. Lo que aprendí sobre él ya se me ha olvidado y se lo dejo a los médicos y científicos de ese tipo de ciencia.
    Lo mío es el periodismo y el debate. Y la igualdad que defiendo te repito es la IGUALDAD DE DERECHOS que nada tiene que ver con nuestro aspecto físico ni con nuestra cultura. Por cierto sobre lo que tu hablas se han escrito millones de páginas y en Antropología se llama Relativismo Cultural: la paradoja de ser iguales y diferentes y saber respetar dichas diferencias porque somos iguales. Saludos

  7. @Carmen: tu comentario me resulta un poco agresivo y me parece que estamos hablando de cosas diferentes. Repites una y otra vez lo de igualdad de derechos. Perfecto, totalmente de acuerdo.

    También reiteras que es obvio que somos diferentes físicamente. Me pones tu ejemplo como zurda e incluyes Pero también es obvio que yo como zurda tengo los hemisferios diferentes y dicen que por eso soy más inteligente y sinceramente sería lamentable creerme superior por este hecho. Ahora te rogaría que leyeses de nuevo el post y los comentarios: que el cerebro sea físicamente diferente no deriva en ser más o menos inteligente. Ese argumento es tan simplista como el que decía que el tamaño del de la mujer era inferior que el del hombre y que, por tanto, era menos lista. Entonces llega un antropólogo y demuestra que el tamaño del cerebro del homo sapiens era mucho más grande que el de sus descendientes…

    Sigues hablando de la teoría del conexionismo y del movimiento 2.0. Pues yo te digo que ese movimiento está fundamentado en la teoría de los grupos y en la inteligencia colectiva. Inteligencia que no entiende de sexos ni de personas individuales.

    Perdona que se haya escrito tanto sobre relativismo Cultural… ¿Eso hace que yo no pueda hacerlo?

    Por cierto, para ser un comentario «pseudocientífico» tiene una base bastante científica…

  8. A ver, que como he sido el aludido, me explico. Creo que es relativamente sencillo.
    Fijar la atención en las diferencias fisiológicas es resaltar una evidencia (aunque siempre hay que tener en cuenta el condicionante cultural), pero donde se juegan de verdad las cartas es en lo social. Si ves una persona tal como es, limitas la posibilidad de cambio. Si ves una persona en su potencial, entonces facilitamos el cambio. Y los datos nos dicen que la presencia de la mujer en ciertos puestos es mínima.
    Respecto a las medidas de discriminación positiva, por mucho que los términos puedan parecer contrapuestos, pensad un momento en las personas con discapacidad. ¿Por qué poner en marcha políticas para que accedan con determinado cupo a un puesto de trabajo? Porque los factores socioculturales jugarían en su contra.
    Yo sí creo, en la sociedad actual, en medidas estadísticas para favorecer la presencia de la mujer (y no hablo de 50-50). Sí, a día de hoy.
    En el libro recopilatorio de Mercedes Castaños «La segunda brecha digital» hay un capítulo que escriben Milagros Sainz y Ana González sobre educación e investigación. Copio de sus conclusiones:
    «La existencia de una serie de obstáculos socioculturales y psicosociales explica la baja propensión de las mujeres a elegir profesiones técnicas. Los estereotipos y roles sociales influyen en la demarcación de prototipos profesionales masculinos y femeninos que afectan tanto a personas como a instituciones. Los agentes sociales se encargan de transmitir y reforzar dichos roles estereotípicos.»
    Es decir, el partido se juega en lo psicosocial y en lo cultural, no en lo fisiológico.

  9. @julen:

    Fijar la atención en las diferencias fisiológicas es resaltar una evidencia. Cierto y no tan cierto. Pero los que habéis fijado la atención en las diferencias fisiológicas habéis sido Carmen y tú. Yo también hablo del problema cultural. De hecho, no quería dejar de lado ninguno de los dos aspectos, porque me parecen importantes para entender el problema en conjunto.

    Y los datos nos dicen que la presencia de la mujer en ciertos puestos es mínima. Bien, pues entonces analicemos cuáles pueden ser las razones para que esto suceda, y vayamos a la raíz. Las razones serán en su mayoría culturales y sociológicas, pero no podemos obviar el resto y quedarnos sólo con esto.

    Respecto a las medidas de discriminación positiva, por mucho que los términos puedan parecer contrapuestos, pensad un momento en las personas con discapacidad. . ¡Ah, genial! Mujeres, niños y discapacitados, … ¿quién y en qué épocas se hacían estas distinciones?

    Yo sí creo, en la sociedad actual, en medidas estadísticas para favorecer la presencia de la mujer (y no hablo de 50-50). Pues yo sí creo que deberíamos analizar el problema en la raíz y no poner parches ya en la parte final del proceso. Hay pocas mujeres en determinados ámbitos laborales. Vale, ¿por qué se produce esto? Bueno, tenemos las reticencias empresariales a la hora de contratar a personas que puedan coger bajas por embarazos, cuidado de la familia, etc… Vale, pues cambiemos esto para que los hombres tengan las mismas opciones de hacerse cargo de esta labor. También tenemos la herencia cultural que golpea a nuestros jóvenes. Hoy me despertado con una noticia horripilante: Una discoteca de menores «subasta» chicas entre sus clientes y premia por llevar minifalda.
    La existencia de una serie de obstáculos socioculturales y psicosociales explica la baja propensión de las mujeres a elegir profesiones técnicas. ¿Sólo estos obstáculos avocan a esa propensión? Y te lo pregunta una mujer que ha hecho una profesión técnica.

    Conclusión (perdón por la chapa…): de acuerdo que los aspectos socio-cultural son determinantes, pero si ignoramos el resto, estaremos obviando la realidad completa. Para entender nuestros comportamientos, no sólo nos podemos quedar ahí. Y esa es la línea de mi post: abordar todos los campos.

  10. Lorena, pero hay algo que sigo sin entender. Si te mantienes equidistante de «pro-cultura» y «pro-naturaleza humana», ¿qué significa?, ¿qué vas a hacer desde la óptica pro-naturaleza humana? ¿Se trata, sin más, de reconocer unas diferencias y conformarte con ellas para explicar una realidad?
    Respecto a la gente con discapacidad, cógelo por aquí: son diferentes del estándar. ¿Te conformas con mantener el estándar o mueves ficha para que no siendo estandar se integre en números «lógicos» dentro del sistema? La lógica me dice que si la presencia de género en una profesión es 90-10 hay algo que no está funcionando. Y, sobre todo, cuando el discurso es la preeminencia del conocimiento, el talento y blablabla.
    Decías en tu contestación:
    «La existencia de una serie de obstáculos socioculturales y psicosociales explica la baja propensión de las mujeres a elegir profesiones técnicas. ¿Sólo estos obstáculos avocan a esa propensión?» Pues estaría bien que cites otros, ¿no?
    Joooodeerrr, cómo nos gusta cascar… 😉

  11. Por una vez -no te emociones- y sin que sirva de precedente, estoy con Lore al 100 %.

    Cada individuo es único, así que las discriminaciones, sean como sean, tienen graves inconvenientes. ¿Discriminación positiva para mujeres discapacitadas por encima de hombres discapacitados? ¿Para «ojos-azules»? ¿Para gordos? ¿O para gordas?

    Los que defendeis esa forma de actuar hablais siempre, indefectiblemente, de «La existencia de una serie de obstáculos socioculturales y psicosociales», como si aunando en el mismo adjetivo dos, y aumentando la altisonancia de la palabra, os cargaseis de más razón. Pero en toda esta discusión sólo Lorena ha apuntado un motivo concreto, y nada «chiripitifláuticosocial», para uno de los problemas del sexo femenino.

    Simplemente respetando a las personas, todos a todos, resolveríamos todos estos embrollos, y podríamos seguir siendo tan ricamente diferentes sin que nadie tenga que llegar a sentirse o comportarse mal por ello.

  12. Subrayo lo que ya dice alguien por ahí: la igualdad que se pretende es en oportunidades y derechos. Nada más. Y nada menos. Besos, Lore, amore.

  13. Ya sé que voy un poco tarde 😛 Pero el otro día curioseando por la web de Eduard Punset me encontré con una charla acerca de las diferencias entre el cerebro de hombres y mujeres. Me acordé de este artículo, y me pareció que a alguno le podía interesar 😉

    http://eduardpunset.es/charlascon_detalle.php?id=25

    «La doctora Louann Brizendine es una de las personas que más sabe sobre la influencia de las hormonas en el cerebro femenino. En el centro específico para mujeres que dirige en San Francisco, lleva años investigando y tratando los cambios de humor, la ansiedad o las disfunciones sexuales asociadas a los niveles hormonales.»

  14. Es cierto que estadisticamente hombres y mujeres tenemos caracteristicas y habilidades distintas; por eso no se puede esperar que haya el mismo numero de hombres que de mujeres en todas las areas del quehacer humano. Asi que yo no estoy deacuerdo de ningun modo en forzar una paridad entre hombres y mujeres en ningun campo.

    Y ya a forma de opinion personal; me parecen correctos los roles tradicionales de los hombres y mujeres. Creo que ese trabajo diferenciado ayudaba a darle estabilidad a la familia, ya que generaba una relacion de dependencia mutua.

    Ademas se me hace mucho mas importante el aporte social que hace una mujer en la educación de los hijos y como el apoyo emocional del hombre, que en hacer un trabajo que de cualquier modo un hombre ya esta realizando.

    Ademas, a pesar de vivir en un mundo tan artificial como el contemporaneo, me gusta vivir lo mas cercano a un mundo natural y alejado de la civilizacion; y en un mundo así tengo que ser fuerte y decidido para sobrevivir; pero una mujer tiene que ser maternal y tener como mayor prioridad cuidar a los hijos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *