Llevamos ya un tiempo pergeñando el proyecto de Open Deusto y una de las cosas que más me preocupa y que más nos va a marcar su trayectoria va a ser su propio nombre: Open; abriendo la Universidad a la Red.
Y me preocupa precisamente el grado de esa apertura. Para mí es claro cuál tiene que ser: total. No me vale un agujerito a medida por el que sólo mostrar lo que nos interesa que se vea. Se trata de dejar todas tus vergüenzas al aire: las buenas, las no tan buenas y las peores. Ahora bien, para eso hay que estar preparado y tener una idea muy clara: que te critiquen no tiene por qué ser un problema. Tienes que convertirlo en una ventaja:
- si te critican sin razón y estás a la escucha, podrás contestar (antes ya lo hacían y muchos terminarían creyendo eso porque nadie les corregía).
- Si te critican con razón, acabas de descubrir que tienes un problema y podrás ponerle remedio. A veces, desde nuestros puestos de administración hay muchas cosas que pasan desapercibidas a nuestros ojos. Si yo no uso el coche para nada, nunca sabré si hay problemas en el tráfico.
Y todo esto me viene ahora a la cabeza con la excelente crítica de Txipi tras el chasco que todos nos hemos llevado con la apuesta de humo de Patxi López hacia el software libre. Es una crítica impecable, pausada, con argumentos y sin intenciones partidistas. ¿Y cuál ha sido la respuesta desde el Open Gobierno Vasco? Ninguna. No se ha dado ni una sola explicación de por qué se han tomado las medidas que se han tomado. No pido una comparecencia pública, con una simple respuesta en forma de comentario me hubiese bastado para intentar entender la postura. El método avestruz ya no funciona: callar, meter la cabeza bajo la tierra y esperar a que el temporal pase. Tengo una mala noticia: a las palabras se las lleva el viento pero a los bytes no.
Acompaño la lectura con este excelente post de Txetxu: crítica y gobierno.
Foto de My Buffo (licencia CC-by-nc-sa)
Sí, Lorena, tienes toda la razón, sobre todo en lo de las ventajas de que la crítica «flote», se visualice y se pueda aprovechar, pero… ¿quién le pone el cascabel al gato?¿quién convence al jefe -sea gerente, director/a, coordinador/a o secretari@ general- de que no importa, que de todas formas nos iban a criticar, que es mejor que lo sepamos y podamos contestar, que es mejor no tener secretos -o tener los menos posibles-,…? Yo lo he probado, y no he conseguido gran cosa. ¿Alguien lo ha conseguido «vender» en una organización mediana o grande? Sería interesante conocer la experiencia en positivo…
¿Y tú? ¿Eres open? 😉
Perdón por el directo…
Dicho de otra manera. ¿Cómo una institución puede ser open si no lo son sus miembros?
Bueno Lore, me tranquiliza mucho ver que tu no eres de las que pasan por el aro. Menos mal. Ánimo y a seguir en la lucha.
A la gente que estamos en el mundillo (como tú y yo) nos han vendido la frase mítica de que «no han despedido a nadie por contratar IBM». La IBM de estos tiempos se llama M$. A quien hacen publirreportajes en informativos de cadenas nacionales generalistas cada vez que sacan un producto nuevo.
Y al final, esto es lo que llega a la gente. Tenemos auténticas joyas de programas LIBRES (que no siempre gratuitos, recuerdo, por si hay alguien ahí que todavía no se ha enterado) como el Open Office, que además permiten la edición en los cerradísimos formatos de M$. Pero como al currito de a pie le da lo mismo, piratea el Office de toda la vida y además, M$ tiene tan buena prensa…. pues vamos a lo seguro.
Y tan a lo seguro vamos, que se va ascendiendo en la escala burocrática y el pensamiento se mantiene. Total, que veo lo de Extremadura, Cataluña o Castilla La Mancha y me enciendo. El Gobierno Vasco debe tener participaciones en M$, o debe existir algún chantaje de la compañia hacia los asesores de López. O hacia el mismo López. Quien sabe.
Porque si no, no me lo explico el pastizal que acaba de regalar. Vaticino próximos posts incendiarios.
Un poco en la misma línea de la pregunta de Txetxu: ¿Pueden tener intimidad las instituciones?
Hola, buenas noches Lorena: tan luminosa como siempre. Le he enviado el artículo de Txipi a la dirección de correo que aparece en su web; con un poco de suerte quizás lo lea, le haga reflexionar y rectifique a tiempo.
patxilopez@socialistasvascos.com
Un beso fuerte,
andrei
@fernando_mh: quizás lo que falle precisamente sean las estructuras de las organizaciones. Un primer paso es ser transparentes internamente. Si eso ya falla, si a los empleados se les ocultan cosas y no se les permite criticar (constructivamente), obviamente, no podremos ni mencionar esa transparencia de cara al exterior. Lo que sí es claro es que la estrategia de no ver y no oír, no hace que las cosas desaparezcan. Es una estrategia cobarde e infantil a más no poder. Ojalá algún día pongamos el cascabel a todas las organizaciones 😀
@txetxu: intento ser todo lo open que puedo. Sobre todo en lo que implica a otras personas (no confundir con la intimidad). Te respondo a tu pregunta con otra pregunta: ¿Cómo pueden los miembros ser open si no lo es su institución?
@ángel: lo seguiremos intentando. El día que me levante apática ante mi trabajo, será un claro indicador de que hay que cambiar.
@may: pues yo no creo que sea tanto una consecuencia de dinero, sino más bien del miedo. Miedo a que tus trabajadores se amotinen porque les cambias sus programas (yo esto lo he vivido en carnes). Miedo ante lo nuevo y desconocido («¿y eso del open office ese… no se irá a la ruina mañana?»). Miedo a ser los primeros vaqueros en conquistar el dorado (ya se sabe que fueron los primeros caídos ante los indios).
@mak: te respondo con la definición de la RAE de intimidad: Zona espiritual íntima y reservada de una persona o de un grupo, especialmente de una familia. Es decir, las personas tienen intimidad, los grupos de personas tienen intimidad, pero las entidades no tienen intimidad (son entes).
@andrei: yo también espero que rectifique (y confío en ello). Bien hecho. Contra más apretemos, más se nos oirá.
Vaya, ¿una institución / organización no es un grupo de personas, entre otras cosas?
@Mak: como tú bien dices, entre otras cosas, Mak.
Como te escribí en mi blog en la charla que tuvimos sobre esto, las organizaciones son grupos de personas pero no sólo: también hay estructuras internas que pueden hacer que la apertura no pueda ser como deseemos. Y se me ocurren organizaciones en que un cierto grado de cierre y opacidad al exterior sea necesario. Porque ésa es otra cuestión: ¿qué hay de la transparencia interna de la organización / institución? Pienso que hay dos tipos de transparencia o aperturismo, y que aunque haya organizaciones que se abran de cara al exterior luego de puertas para adentro sigan la máxima judaica de que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.