Artículo extendido del publicado en la Revista Deusto Nº 105 (invierno 2010)
El título de este artículo se inspira en el encabezado «Los libros no están muertos. Simplemente se están asomando a las pantallas«, que ocupó la portada de la popular revista estadounidense Newsweek en noviembre de 2007, en la que Jeff Bezos, el director ejecutivo de Amazon, anunció una revolución de la mano de los nuevos dispositivos que decía, inundarían el mercado. Dos años después, aún están intentando introducirse y no son muchos los contenidos disponibles en versión digital. Sin embargo, pasados cinco siglos desde la imprenta de Gutenberg, un nuevo soporte promete cambiar la forma en que leemos.
En el mundo editorial más de uno se repite aquello de que “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Y es que las nuevas tecnologías, y en especial Internet, están modificando los modelos de negocio de muchas industrias: la del cine, la música, … y pronto harán lo mismo con la del libro. A pesar de la innegable erótica del papel, los nuevos dispositivos de lectura, también conocidos como e-readers, se están haciendo un hueco en el día a día del lector. Con su tecnología de tinta digital que no emite luz y que, por tanto, no cansa la vista, poco a poco vamos descubriendo a más personas que han sustituido su soporte tradicional por el electrónico en transportes públicos (segundo lugar donde más se practica la lectura después de nuestros hogares).
En el año 2000, Stephen King decidió usar Internet como medio de distribución exclusivo de su novela «Riding the bullet«, llegando a más de 400.000 lectores. Tras esta iniciativa pionera introdujo una nueva modalidad de distribución en la Red con la publicación por capítulos de otra novela, «The plant» y la venta de cada uno de ellos por un dolar. En el 2002 las editoriales Random House y HarperCollins comenzaron a vender versiones electrónicas de sus títulos en Internet. En España, a la primera obra interactiva, «El misterio del Goya robado» de Jordi Sierra i Fabra, le han seguido otras como Pateando paraísos de Fernando Arrabal o la cuarta entrega de «El Capitán Alatriste» de Arturo Pérez Reverte.. Proyectos aún embrionarios y en fase de consolidación que van abriendo el camino al más que incipiente cambio.
Todo un mar de interrogantes aún inunda a las dos piezas pivotantes de esta nueva lectura digital: los contenidos (e-books) y los aparatos (e-readers). Muchos son los dispositivos que ocupan ya los escaparates comerciales, aunque sea a un precio prohibitivo que oscila entre los 250 y los 400 euros: Papyre, Kindle, Nook, Sony Reader, … Y mientras se libra una lucha encarnizada por convertirse en el mecanismo de lectura de referencia, en el otro extremo (el de los contenidos), aún queda mucho por decidir, como por ejemplo el estándar de intercambio de e-books. Ante el conocido PDF de Adobe, Amazon apuesta por su formato propietario y cerrado que sólo funciona en el dispositivo Kindle: azw. Google, entre otros, intenta conquistar una nueva industria como es la literaria con el estándar abierto ePub, creado por el International Digital Publishing Forum, que se podrá leer en cualquier dispositivo. Sony juega a dos bandas: por un lado trabaja con su formato Sony Broadband eBooks (BBeB | .LRF), pero también es compatible con ePub.
Pero, una vez hecho el desembolso correspondiente al e-reader, ¿dónde podemos encontrar los e-books para alimentarlo? Al más que célebre y comercial portal Amazon.com, se van sumando otras opciones como:
BookServer
Internet Archive es una organización sin ánimo de lucro que busca preservar la historia de la Web mediante un repositorio universal de información y recursos multimedia. Con más de un petabyte (un millón de gigabytes) de contenidos, Archive.org recoge desde los históricos de muchas de las páginas web, donde podemos ver cómo han ido evolucionando a lo largo del tiempo, hasta imágenes y películas con licencias libres.
Ahora arrancan un ambicioso proyecto dedicado a los libros digitales: BookServer es un sistema abierto de búsqueda, compra o préstamo de libros. Algo así como un catálogo universal y abierto que permitirá a autores y editores controlar las ventas de forma directa y a los usuarios finales, buscarlos de una forma sencilla. Será un mero intermediario, enviando tras la búsqueda al sitio de la editorial o autor. Cualquiera podrá publicar aquí sus obras y hacerlas así accesibles en la búsqueda. El sistema está montado sobre una arquitectura libre y sólo permitirá formatos de libros abiertos que se puedan leer tanto en ordenadores como smartphones, consolas, o cualquier modelo de e-reader.
Google Editions
El gigante de Internet no se conforma con su proyecto de repositorio de libros Google Books, con el que recibió un cachete en Estados Unidos hace tres años tras una denuncia por parte de la Sociedad de Autores, Authors Guild, la Association of American Publishers, y varios escritores y editores, que presentaron una demanda conjunta por la digitalización de fondos de bibliotecas con derechos de explotación. A día de hoy ya ha resuelto el desencuentro, llegando a un acuerdo y preparando el camino para su nuevo proyecto: Google Editions. Para mediados de 2010 prepara el lanzamiento de su propia tienda de libros, en clara competencia con Amazon, con más de 500.000 títulos disponibles. Más que un vendedor, será un digitalizador e intermediario en las ventas (serán las editoriales las que pongan sus libros en la plataforma y las que fijen sus precios), ofertando asimismo su propio medio de pago (Google Checkout). Las ventajas frente al portal Amazon son que sus contenidos serán independientes de un aparato específico (los libros comprados en Amazon sólo se pueden leer en un Kindle o en un iPhone), accesibles con cualquier navegador web y con posibilidad de ser leídos sin conexión a la Red una vez que han sido descargados.
Para concluir, sólo resta aclarar que la irrupción del mundo digital en los libros únicamente supone un cambio de traje, pero el interior continúa siendo el mismo. Si comprendemos esto, nos daremos cuenta que tanto el papel como los e-books no tienen por qué ser elementos excluyentes, sino que podrán coexistir felizmente durante largo tiempo. Y mientras se libran muchas batallas en el mundo literario, los lectores sufriremos la esquizofrenia de tantos modelos de dispositivos, formatos, DRMs, y contenidos por leer.
Imagen de Chrishoward.author (CC by-nc)
Muy interesante. Sobre todo los enlaces que aportas para obtener ebooks, porque al final es lo que se necesita.
Le había echado un ojo en la versión en papel al artículo, pero sólo lo he llegado a leer entero aquí en su versión online 🙂
@guillermo: además esta versión digital es más larga que la del papel y contiene más información 😉
Ey, gracias por los créditos. No me había dado cuenta hasta ahora que la foto del artículo era mía 🙂
@josemaría: ¡¡gracias a ti por usar CC y posibilitar el empleo de imágenes así!!
Muy interesante tu artículo.
Lo reflejaré en mi blog. !!
Dentro de un año o dos, tendremos que volver a leer este tipo de artículos y ver con las experiencias personales cómo y cuánto nos hemos acercado al e-book
un saludo
Paco Prieto
Buen artículo. Me gusta la conclusión del último párrafo. En una época que se está hablando tanto de «disrupción» (por la digitalización de las industrias culturales), me parece interesante ver que también hay voces que hablan de coexistencia.
Personalmente creo que el libro tradicional resistirá más que CD’s, DVD’s etc (la erótica del papel, como decías) y habrá una larga coexistencia. En cuanto a los e-readers, los la batalla por los formatos puede ahuyentar a parte de los usuarios potenciales ante la incertidumbre de poder aprovecharlo al máximo («me he comprao un vídeo 2000, que es el que lo va a petar de aquí a nada»).
Enhorabuena por el artículo