Cuántas veces habremos oído a nuestros padres y/o abuelos aquello de que «ya no hacen las cosas como antes…«. Seguro que muchos reafirmaron su postura tras ver el pasado domingo el documental que emitió La 2: «Comprar, tirar, comprar«. Para los más rezagados, aquí está disponible (también en català):
Y es que la obsolescencia programada es una de esas historias que es tomada por algunos como leyenda urbana y por otros como realidad evidente (a ver si WikiLeaks nos ilumina ;-)). Se denomina de esta manera a la premeditación por parte de las empresas productoras para que sus productos tengan un tiempo de vida finito. Pero no acotado por las características y materiales que lo componen, sino que es un número fijo que ellos mismos deciden. Quizás el caso más flagrante que se presenta en el documental es el de una impresora que lleva un chip que va contando el número de páginas que imprime, para convertirse en un zombi inservible tras la impresión de 15.000 páginas (ni una más, ni una menos).
En esta ocasión no entraré a valorar si este tipo de prácticas son el pan nuestro de cada día porque no cuento con los datos suficientes para tirar la piedra. Lo que sí que veo es que cada día es menos necesaria esta estrategia.
La nueva obsolescencia programada ya no se graba en chips. Bueno… miento: en el de nuestra cabecita. En la sociedad de consumo, la táctica de las empresas ha pasado del fallo intencionado a lograr un consumidor insatisfecho. La publicidad (en muchas ocasiones polución mental) marca y crea nuestras nuevas necesidades (que cada día lo son menos). Y los gadgets tecnológicos son el mejor baluarte: tener el último modelo, lo último en cacharrería, hace que no sea necesario que los aparatos dejen de funcionar. Somos nosotros los que los jubilamos con antelación. Mientras tanto, los productores se frotan las manos vendiendo artilugios y apilando al mismo tiempo el modelo que les sustituirá en sus almacenes.
Como bien decía un antiguo adagio: «Cuanto más posees, más eres poseído por tus posesiones«. Porque no se trata ya de cubrir necesidades funcionales, sino de necesidades artificiales. Lo clavaba Txipi a través de twitter cuando gorjeaba que cada vez dependemos más de objetos para constituir nuestra identidad o nuestra autoestima. También Raúl se planteaba si de verdad necesitamos el último grito en todo. Y Andoni si estamos bajo la influencia de algún tipo de anestesia.
Así que volvemos de nuevo a la salida sin pasar por la meta: la tecnología se puede controlar, pero nunca tanto como a las personas que están tras esa tecnología. Qué maleables somos y qué poco nos damos cuenta.
Creo que el paradigma de lo que dices está en la telefonía móvil: se dice que los móviles tienen una vida útil de dos años (no sé si artificialmente impuesta o «natural»), pero es sumamente habitual deshacerse del que se tiene cuando podemos oír los cantos de sirena de alguna telefónica rival… a los dieciocho meses.
Yo, como estoy «deprecated», sigo con mi vetusto Nokia de hace más de 2 años, «tan pichi» 😀
Fantástico post, te felicito.
El video de TVE creo que lo quitan en dos semanas, pero lo tienes en Youtube. Yo lo he puesto en mi blog.
Un saludo y zorionak por tu blog
Gran reportaje.
Esto nos tendría que hacer, por lo menos, ver las cosas de otra manera.
Gran vídeo, blog y post.
Un salduo
Hola Lorena.
La verdad es que después de ver el documental el otro día me quedé medio bloqueado pensando en lo borregos que somos!!
Está claro que somos títeres en manos de los poderosos, pero es que gracias a este documental, tomas consciencia de ello…
En fin, que en nuestras manos está intentar cambiar, o por lo menos tratar de no caer demasiado en sus manipulaciones (aunque es realmente díficil…)
Muy buena entrada!
Un saludo.
@goyo: creo que te gano con creces. Yo estoy ahora con un Nokia 6100 😉
@hautatzen: gracias por el enlace 🙂
@sakrow: por lo menos ha puesto sobre la pista a bastante gente. Otra cosa es que dentro de unos días, todo sea agua pasada…
@londonsite: lo del borreguismo es algo que tenemos que asumir. Nos controlan de tantas maneras (y somos conscientes de tan pocas…). Así que toca adoptar una actitud de cuestionarse todo y a todos (aunque sin ponerse en modo «conspiranoico» siempre, que esto llega a agotar a cualquiera).
Os recomiendo que visiteis esta Web, http://www.wikiobs.org , de denuncia publica de obsolescencia programada y planificada, consumo responsable y ecología.