Ya sé que sobre este tema está casi todo dicho… Pero es lo que tiene escribir un artículo con antelación para que sea maquetado y preparado. El papel no aguanta la velocidad de Internet ;-). Aún así, aquí lo dejo:
Artículo publicado en la Revista Deusto Nº 109 (invierno 2010)
Que el periodismo no pasa por sus mejores días de credibilidad e independencia es ya algo más que evidente. Los poderes políticos y económicos han logrado que la información venga filtrada y empaquetada por los grandes grupos de comunicación, que atienden a los deseos de sus dueños. Atrás quedó el periodismo de investigación que ejercía de celoso velador de la verdad y vigía incansable. Atrás quedaron los reportajes que sacaban los colores incluso a los presidentes de los Estados Unidos, logrando su dimisión. Sin gargantas profundas que avisen de que no todo lo que leemos, escuchamos o vemos es lo que parece, en Internet se afianza un reducto de filtraciones: WikiLeaks.
En 2006 se creó esta organización no gubernamental sin ánimo de lucro con la intención de publicar de forma anónima, salvando así los peligros que entraña ejercer la libertad de prensa en determinados países, toda esa información que suele circular en carpetas etiquetadas como “top-secret”. Diversos “ciberdisidentes” de regímenes dictatoriales abrieron la veda, pero no todos se escudan en el anonimato. Existe una cabeza visible del proyecto: Julian Assange, periodista, activista y editor en jefe del sitio web (ahora también prófugo de la justicia). Al igual que el resto de sus compañeros, trabaja aquí como voluntario (la plataforma se sustenta exclusivamente con donaciones) y es persona non grata en los Estados Unidos. No es de extrañar tras la tremenda repercusión que ha obtenido la publicación, primero, del mayor repositorio de archivos militares clasificados: nada más y nada menos que 391.832 informes norteamericanos referentes a la guerra de Iraq y Afganistán donde se contaba con pelos y señales el día a día de los soldados, trascendiendo así escalofriantes casos de torturas y abuso del poder. Y posteriormente por el ya conocido como Cablegate donde han visto la luz 250 mil teletipos enviados desde las embajadas estadounidenses a la Secretaría de Estado de EEUU (cables diplomáticos) y que ha puesto patas arriba la diplomacia mundial.
Aunque pudiera parecer que esta plataforma trabaja de espaldas a los medios tradicionales de comunicación, nada más lejos de la realidad: les surte de información buscando el máximo impacto posible y algunos les protegen de las numerosas demandas que suelen recibir, llegándoles incluso a prestar de manera gratuita su gabinete de abogados. De hecho, sus cómplices en las últimas revelaciones han sido periódicos de reconocido prestigio internacional: el New York Times, The Guardian, Le Monde, …
Cualquiera puede colaborar con la causa remitiendo textos, imágenes, audios o vídeos a través del formulario de su web. El anonimato se consigue con una conexión cifrada que permite eludir posibles interceptaciones por el camino. Asimismo, en WikiLeaks nunca se almacenan datos que pudieran identificar al emisor (como por ejemplo, la dirección IP desde la que se realizó el envío). También hacen un tratamiento posterior de los documentos recibidos, porque determinadas tecnologías como, por ejemplo, las impresoras, dejan una huella (imperceptible para el ojo humano) que podría delatar desde qué impresora se imprimió un documento y cuándo. Además, por supuesto, se hace una importante labor contrastando la información para que no se publiquen bulos o datos adulterados.
Muchas otras plataformas llevan ya tiempo trabajando por la libertad de prensa: Reporteros Sin Fronteras, Index on Censorship,… Sin embargo, WikiLeaks ha logrado gran notoriedad en poco tiempo. Ante este vacío de supervisión, Internet pudiera ser una herramienta más para controlar los abusos informativos y mantener la salud social. Eso sí, sin perder de vista la responsabilidad y las consecuencias que tiene a veces esa información (al publicar algunas historias, se puede generar más perjuicio que beneficio).
Como dijo Thomas Jefferson: “Una Nación no puede ser ignorante y libre al mismo tiempo”. Como dijo un twittero: “Yo viví cuando Facebook mató la privacidad y WikiLeaks la confidencialidad”.
Imagen de Cayusa (CC by-nc)
Me parece que el analisis que has hecho es acertado y profundo. Yo tambien le dedique algunos articulos en mi blog, haciendo referencia al peligro de que ocurra lo que ha terminado por pasar: que las filtrafciones han pasado a ser un murmullo generalizado que cada vez menos personas siguen. Es una pena. PD: en la web de El Pais ya no se hace referencia a. las filtrafciones desde hace un par de dias
WikiLeaks es un fenómeno que a pesar de su aparente simplicidad -revelación de secretos sustraídos de valijas diplomáticas- tiene un significado o mejor dicho significados complejos, relacionados con las fuerzas que conforman la historia de nuestro tiempo. En primer lugar pone de manifiesto que la diplomacia actual sigue siendo la misma que la de la Guerra Fría. También genera problemas legales muy considerables (con la ley en la mano es imposible que EEUU pudiera hacer nada contra Assange, aunque este se encontrara en territorio norteamericano), y habla del poder de lo digital: unos pocos poniendo en jaque a los grandes, migrando de unos servidores a otros, protegiéndose mediante encriptación y camuflaje de direcciones IP.
Según una analogía reciente, de esas que les gustan tanto a los editores de las revistas de seguridad, WikiLeaks vendría a ser la primera ciberguerra de la era digital. Yo prefiero compararlo a fenómenos meteorológicos como El Niño, difíciles de entender, extensos en tiempo y lugar, y generadores de unos efectos que repercuten ampliamente sobre la realidad mediática, la economía y las relaciones culturales y sociales.
Por cierto, todo ello nos recuerda que 2011 va a ser un año pródigo en innovaciones tecnológicas: despegue de Ipv6, aparición de los primeros ordenadores con UEFI, discos híbridos (duros/SSD), etc. Habrá que estar atentos.
@Zherg: así es nuestro día a día informativo. Las noticias son efímeras y ya apenas nos impactan. Las catástrofes naturales sólo lo son mientras los focos les apuntan. Y no quiero decir nada del tratamiento que ha hecho El País de esta información… bochornoso. Parecía una colección por fascículos más del mes de diciembre. He visto literalmente publicado: «Y mañana tendremos…».
@Patxi Igandekoa: es difícil que la diplomacia cambie cuando no lo hacen las personas. Los países siguen desconfiando unos de otros a pesar de que, de cara a la galería, se den palmaditas en la espalda. Pura hipocresía.
Como bien indicas, con la ley en la mano, de primeras, sería imposible que juzgaran a Assange. Pero se pueden buscar caminos por el medio.
Por último, ¿tú crees realmente que 2011 será el año de Ipv6? Me dijeron lo mismo cuando comencé la carrera y de aquello ya han pasado unos cuantos años 😉
Parece que esta vez va en serio. Lo he oido en un programa de la radio alemana. En China y la India el despegue de Internet está causando cuellos de botella y escasez de direcciones IP en todas partes. De todos modos no es más que cuestión de tiempo, ya que el sistema actual ha agotado su espacio de direcciones y resulta insostenible.
A quien le interese saberlo, la mayor parte de los usuarios actuales ya están preparados para IPv6 aunque no se den cuenta. Si utiliza Linux que abra una consola y mire sus interfaces de red («ifconfig»). En Windows 7 o Vista lo mismo pero con «ipconfig». En el output podrá ver su propia dirección IPv6 de vínculo local.