Os copio-pego el siguiente emilio que mandó Txipi a la lista de distribución de eside-café (seguro que no volvéis a mirar igual a las berenjenas):
El 7 de junio se autorizó en la Cámara de Representantes de Estados Unidos romper con el principio de neutralidad en internet. Esta misma semana, en el suplemento de informática del País se publicaba un artículo que justifica el internet a dos velocidades. Detrás de ambas iniciativas se descubre un origen común: la enérgica ofensiva de los grandes operadores de telecomunicaciones por el control de internet.
Esta historia de berenjenas pretende explicarnos lo que está comenzando a suceder.
El señor Berde es un gran amante de las berenjenas. No hay plato que prepare el señor Berde que no contenga berenjenas en cualquiera de sus modalidades.
Para conseguir sus berenjenas, el señor Berde ha descubierto que el método más adecuado es encargarlas por teléfono. Para ello, consultó la guía de teléfonos y descubrió que tres empresas se dedicaban al encargo de berenjenas por teléfono. Las empresas se llaman Berenjenas Gúguel, Berenjenas Yaju y Berenjenas Ateté.
Las dos primeras ofrecen berenjenas de muy buena calidad. La tercera, en cambio, ofrece unas berenjenas pequeñas y con poco sabor, probablemente debido a que mister Ateté, el dueño de la empresa, es un chico bastante acomodado y no es un gran experto cultivador de berenjenas. Sin embargo, mister Ateté tiene una gran ventaja sobre las
otras empresas: es, ni más ni menos, el sobrino de Kable, el dueño de la centralita de teléfono.
Mister Ateté, al observar que el señor Berde y otros compradores no estaban comprando sus berenjenas en los últimos tiempos, pensó en buscar una solución y habló con su tío. Le dijo: tío Kable, haz algo para que la gente me compre a mí y no a los otros.
El tío Kable hizo algo muy sencillo: rompió la neutralidad de uso de los números de teléfono, e hizo que a partir de ese momento unos números de teléfono fuesen más caros que otros. Es decir, que la tarifa de teléfono (que por cierto no era barata) ya no dependería del número de llamadas o del tiempo, sino sobre todo del número de teléfono al que se llamase. Esa diferencia en la nueva tarifa la pagaría la empresa.
Para anunciar ésto públicamente, el señor Kable inventó una campaña publicitaria que decía: ¡¡¡Nuevo servicio para empresas!!!. ¡Por fin, su empresa tendrá seguridad y comodidad en sus llamadas!. ¡Sus clientes ya no escucharán ruidos ni tendrán problemas, gracias a nuestra Tarifa Alfa!
El señor Berde, que estaba en su casa preparando un plato de berenjenas al ajillo, escuchó en la radio esta campaña publicitaria y se preguntó: qué curioso, yo nunca he tenido problemas ni he escuchado ruidos en mi teléfono. No creo que ninguna empresa necesite contratar esa Tarifa.
Es parecido a lo que pensaban los dueños de Berenjenas Gúguel y Berenjenas Yaju: no necesitamos contratar ninguna Tarifa ni pagar nada; hasta ahora nos ha ido bien con lo que tenemos. Ya es suficiente con lo que pagan nuestros clientes al llamar por teléfono, ¿por qué hemos de pagar una tarifa extra?
Pero, curiosamente, una semana después, el señor Berde empezó a escuchar ruidos ensordecedores cuando llamaba por teléfono para hacer un pedido. Por ejemplo, se escuchaba la traviata de Vivaldi a todo volumen cuando llamó a la empresa Berenjenas Gúguel. De esta forma, cuando pidió un kilo de berenjenas, le entendieron «un kit para verbenas», y le enviaron una docena de litronas de cerveza.
Probó a llamar a Berenjenas Yaju, y se encontró con que en el teléfono sonaba a todo volumen un concierto póstumo de los Ramones, y esta vez tampoco le entendieron, y aunque pidió un kilo de berenjenas le enviaron un pin de Venezuela.
Se quejó a ambas empresas, y ambas le prometieron hacer lo posible por remediar el problema. Y así lo hicieron: los dueños de Berenjenas Gúguel y Berenjenas Yaju llamaron a la centralita, propiedad del señor Kable, y pidieron a regañadientes la Tarifa Alfa. Pero, cuál sería su sorpresa cuando la respuesta que recibieron es que dicha tarifa no estaba disponible para ellos. La Tarifa Alfa, les dijeron, sólo está disponible para una empresa de cada sector, por ejemplo la empresa Ateté del sector de las berenjenas. Lo sentimos, les dijeron, a partir de ahora tendrán que arreglárselas con la Tarifa Zurullo. Es gratis, pero sus clientes tendrán que soportar los ruidos.
Mientras tanto, el señor Berde, cansado de problemas, llamó a la centralita telefónica, propiedad del señor Kable, donde le explicaron que esos problemas se debían a que ambas empresas de berenjenas no tenían contratada la tarifa Alfa. Le recomendaron que utilizara preferentemente aquellas empresas que tenían contratadas la Tarifa Alfa, por ejemplo Berenjenas Ateté.
Y así lo hizo el señor Berde. Por fin pudo llamar a una empresa, y le enviaron verdaderas berenjenas, y sólo un kilo de berenjenas, como había pedido. Eso sí, eran bastante más pequeñas y con menos sabor que las que compraba antes, pero al menos podía cocinar, había pasado unas semanas muy malas sin berenjenas.
De vez en cuando, mientras se preparaba unas berenjenas al caramelo, sentía una cierta melancolía por aquellas berenjenas, grandes y sabrosas, que compraba antes de oír hablar de la Tarifa Alfa. Pero, pensó, debo estar agradecido a la nueva tarifa, gracias a ella he encontrado por fin la comodidad y la seguridad cuando hablo por teléfono.
(redescristianas.net autoriza y recomienda la difusión de este texto, con o sin indicación de su procedencia).
Posibles soluciones:
– Cultivar la propias berenjenas.Si no se puede:
– Contactar con otros cultivadores ecológicos de berenjenas.
– Crear tu propia centralita.
Y la que no se debe probar (;-> ):
– Reinventar el hacking de las líneas telefónicas.
Ésto me recuerda a los usuarios de Ono (era Ono no?) que no pueden comprar berenjenas a Youtube 😀
Tranquilossssss, vamos a cultivar una red de berenjenas + tomates + calabacines + loquesea ECOLÓGICAS. Mi tecnoabuela tiene una huerta ecológica de la que hasta el Ministerio de Agricultura se lleva semillas por si las moscas (es decir, por si las empresas se quedan con el control de la vida y nos obligan a consumir lo que nos echen).
Internet nació de la ciudadanía, las empresas quieren controlarla (los gobiernos están mediatizados por las empresas multinacionales) pero claro que hay dos Internets: la ciudadana (de la que seré hortícola) y la de los señores del aire, que fomenta el consumo puro y duro, condena el intercambio y quiere controlarnos al 100%.
Así que nada, tenemos muchas cosas que hacer, y cualquier persona con ganas de cultivar y aprender tiene su espacio en la tierra/red