Aunque sea difícil de creer, hay gente a la que le sienta fatal las vacaciones y para más inri, creo que estoy dentro de ese grupo. Tanto tiempo para pensar hace que me ponga «intensa» y cada vez que eso pasa, me temo. El resto del año voy como el conejo de Alicia en el país de las maravillas: con el reloj en la mano y gritando aquello de «llego tarde, llego tarde«.
En el instituto, mi profesor de filosofía me dejó una dedicatoria al final del curso que jamás se me olvidará y que, por ahora, ha marcado mi devenir: «Soy una trapera del tiempo«. Se puede decir más alto…
Y aunque estoy haciendo serios esfuerzos para gestionar mejor mi tiempo, ahora tengo miedo de que no sepa hacer frente a una sobreabundancia. Analizando cada minuto libre que hubiera podido invertir en pensar, poner mis ideas en orden y no quedarme en la superficialidad de las cosas, veo que me busco cualquier excusa para mantener mi cerebro ocupado en cosas más triviales: escuchar música, leer, contar coches rojos, … Y me temo que es una tendencia de esta sociedad. Vivimos corriendo porque nos da miedo asentar las ideas. Buscamos subterfugios para no hacerlo por miedo a replantearnos tantas y tantas cosas…
A la gente, cuando llega el final de año le da por hacer listas con balances y promesas. A mí me da por esto… qué se le va a hacer :-(. Pronto dejaré de tener el tiempo suficiente para que estos pensamientos enturbien mi mente. La noria estará otra vez arriba.
Imagen de Robbert van der Steeg (CC by-sa)
Aprovecha para pasar tiempo con tu gente.
Cocina en compañía, sube al monte, tómate unos potes, ve una peli, lleva a los sobris al PIN,…
Igual es por mi sobrebundancia de hormonas en mi estado…, pero a mi, en estos momentos, me vienen muchas revelaciones de lo que merece la pena de la vida.
Un abrazo,
Reflexionar sobre las cosas puede ser delicioso. Si lo haces con calma, llegarás a conclusiones sagaces y tus pensamientos aclararán tu mente.
Si lo haces de forma obsesiva, te paralizarás y no sabrás qué galería de la madriguera tomar.
Sin embargo, permanecer distraía, pensar en cada instante solo en lo que estás haciendo, vivir el momento, es lo más rentable si quieres disfrutar de tu vida. Los niños lo hacen así y dicen que son felices ¿no?
Un abrazo 🙂
Si estas son las reflexiones que te quitan el sueño (y las ganas de ir a txampiñear 8P) recuerda que, al final, nuestro tiempo es solo nuestro y que nosotros decidimos en qué emplear nuestro tiempo. Y como hablamos una vez, hay que empezar a saber decir que no, porque muchas veces nos metemos en cenagales infectos solo porque no queremos defraudar a la persona que nos lo propone…
Que el 2011 te traiga más tiempo para respirar y menos agobios…
… pero puede bajar en cualquier momento si no se toma los parones adecuados 😉
@amaia: ¡eso son las hormonas claramente! 😀 No, en serio. Estos días me estoy desquitando con todo eso que dices (menos lo del PIN ;-)), pero tengo la sensación que también ocupo mi tiempo al máximo (aunque sea en otros menesteres más amables) con la idea de no reservar un minuto para la reflexión más sosegada. Parece que hoy en día tenemos que reservar cada segundo para alguna actividad…
@nando: me apunto tu comentario en un post-it para pegarlo por toda la casa. Habrá que buscar un equilibrio de reflexión pero sin obsesión. Ojalá volviéramos a ser niños… pero supongo que también nos estaríamos perdiendo otras cosas (me ha recordado esto mismo un anuncio de televisión… ¿polución mental? ;-)).
@may: las ganas de txampiñear el otro día me las quitó precisamente la resaca ;-P
Voy trabajando lo de la gestión del tiempo. Lo que me preocupa ahora es la pereza que me da emplearlo en otras cosas…
@txetxu: amén.