El voluntariado desde los sentidos

Hace un tiempo me topé con la siguiente frase en una pared: “La vida acorta la vista, pero alarga la mirada”. Y cuando me preguntan que por qué me hice voluntaria, me viene siempre a la mente. El voluntariado afina todos tus sentidos: empiezas por la vista, que crees que no te puede engañar, pero que poco a poco descubres que se queda corta (cuando no bizca). Entonces le agregas el oído, que se enriquece al escuchar y compartir historias vitales que resignifican tus valores. Luego llega el gusto, con el que saboreas otras realidades que hacen tambalear las certezas y el suelo firme sobre el que pisabas. El olfato tampoco puede faltar, como elemento que en muchas ocasiones te interpela por los buenos olores y por los que no lo son tanto. Y el tacto quizás es el más sensible, porque pone en contacto tus poros con los de otras personas, mezclando asperezas y callos con piel de melocotón.

Pero estos cinco sentidos no valen de nada si no se conectan directamente con el corazón y la mente, transformando vista en mirada. Poniéndote unas gafas que no tenías y que te hacen ver el mundo de otra manera.

Lorena Fernández Álvarez (@loretahur)

Ingeniera salsera. Actualmente, directora de comunicación digital de la Universidad de Deusto. Miembro del grupo experto de la Comisión Europea Gendered Innovations para analizar el impacto de no incorporar la perspectiva de género en la Inteligencia Artificial. Colabora en el programa de radio “Hoy por Hoy Bilbao” de la Cadena SER desde 2009 con una sección sobre nuevas tecnologías. Además, es jurado del premio Ada Byron a la mujer tecnóloga y mentora del proyecto Inspira STEAM, un proyecto que busca el fomento de la vocación científico-tecnológica entre las niñas. Ha creado junto a Pablo Garaizar e Iñigo Maestro el juego de mesa Nobel Run.

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