El otro día se puso en contacto conmigo Paco Veiga (con cuenta en Twitter recién estrenada 😀 ) para hacerme una entrevista en El Correo de Andalucía a raíz del post publicado sobre Facebook: «Denuncia a las políticas de protección de datos de Facebook: ¿sabías a lo que jugabas?«. Ante las preguntas, intenté alejarme del tinte alarmista que suelen buscar los medios de comunicación tradicionales (aunque sean versiones on-line). Y es que a modo de resumen, para mí, el uso de redes sociales (con sus términos de uso y condiciones) son como practicar sexo: si sabemos qué riesgos existen y cómo se pueden evitar, podremos disfrutar sin ningún problema. Pero la solución no es la abstinencia.
Aquí van las respuestas completas, dado que, para ajustarse al medio (y eludir mi pesadez), tuvieron que hacer tijeretazo, lo que hace que algunas quedaran un tanto huérfanas:
¿Conoce algún caso concreto de abuso por parte de Facebook que pueda servir de ejemplo de lo expuestos que están nuestros datos?
Casos de abuso no, pero es evidente que se utilizan nuestros datos. Desde la configuración personalizada de la publicidad que nos muestran a otros usos que desconocemos. Por ejemplo, un amigo me comentaba que cuando su estado en Facebook era el de soltero, casi todos los anuncios que le aparecían en la barra lateral eran de plataformas de contactos. En cuanto cambió a comprometido, desaparecieron esas notificaciones. Por tanto, debemos ser conscientes que con la actividad que llevamos a cabo dentro de la plataforma, indicamos qué música nos gusta, a dónde nos vamos de vacaciones, qué estudios tenemos, dónde trabajamos, … Es decir, los datos que todo especialista en marketing siempre ha querido tener para analizar y generar patrones de comportamiento. Y es que un dato aislado puede carecer de valor, pero el cruce de muchos de forma distribuida es una mina de oro.
De todas formas, no podemos llamar abusos a hechos que nosotros hemos aceptado en las condiciones de servicio. Líneas como las que siguen están dentro de esos términos que nos muestran al crear nuestras cuentas y que en contadas ocasiones leemos:
” […] Para el contenido protegido por derechos de propiedad intelectual, como fotografías y vídeos, nos concedes específicamente el siguiente permiso, de acuerdo con la configuración de privacidad y aplicaciones: nos concedes una licencia no exclusiva, transferible, con posibilidad de ser sub otorgada, sin royalties, aplicable globalmente, para utilizar cualquier contenido de PI que publiques en Facebook o en conexión con Facebook. Esta licencia finaliza cuando eliminas tu contenido o tu cuenta (excepto en el caso en que tu contenido se ha compartido con terceros y éstos no lo han eliminado)”
Tampoco podemos olvidar que Facebook se rige bajo la legislación estadounidense en materia de protección de datos personales.
Este verano recibí un correo que me animaba a restringir una de las pestañas de opciones de Facebook para evitar que mis fotos acabaran anunciando productos de terceros. ¿Crees que eso era un bulo?
En este caso en concreto, Facebook tuvo que hacer un desmentido de los rumores sobre el uso de las fotos de sus usuarios en los anuncios de terceros. El matiz estaba en que podían usar tu imagen para indicar a tus contactos que usabas alguna aplicación (y que realmente tenías instalada), pero no en anuncios externos. Si no se desea tampoco aparecer como ejemplo, se puede indicar en la configuración de privacidad, seleccionando «Noticias y muro» y luego «Anuncios de Facebook». Ahí podemos indicar que no deseamos mostrar a nadie nuestras acciones sociales en los anuncios.
¿Puedes dar consejos a neófitos para que usen esta herramienta sin que se corten los dedos?
Las redes sociales son nuevos espacios de comunicación y relación, pero no por ello se convierten en mundos de fantasía en los que nos reinventamos, sino que extienden nuestro día a día a Internet. Lo que haces en el “mundo off-line” es muy probable que lo traslades a este otro mundo “on-line”. Por tanto, el sentido común aquí nos puede ayudar como en muchos otros ámbitos de nuestra vida. Así que sólo es necesario combinar dos cosas: información y falta de miedo. Información para que podamos tomar nuestras propias decisiones y falta de miedo, porque “experimentar” es una de las máximas de Internet. La curiosidad debe sustentar nuestra actividad. Es como practicar sexo: si sabemos qué riesgos existen y cómo se pueden evitar, podremos disfrutar de él sin ningún problema. Pero la solución no es la abstinencia.
Eso sí, mi recomendación personal es que no publiquen en la Red algo que no deseen que sea público. Por mucho que pensemos que en plataformas como Facebook, nosotros decidimos quiénes tienen acceso a nuestro perfil, muchas veces, perdemos ese control.
¿Tiene la impresión de que hay seriedad en la persecución de los abusos por parte de la Agencia de Protección de Datos, etc?
La Agencia Española de Protección de Datos está atada de pies y manos en muchas ocasiones, ya que debe jugar con políticas legislativas nacionales ante la imposibilidad, hasta la fecha, de fijar unos estándares internacionales. Por ejemplo, puede interceder en plataformas españolas como Tuenti, obligándoles a adoptar medidas para verificar la edad de sus usuarios. Sin embargo, no puede hacer nada ante Facebook, MySpace, Twitter, … Son conscientes de que la mayoría de redes sociales “juegan” con avisos legales y políticas de privacidad redactados en un lenguaje de difícil comprensión para el usuario y que, además, cada día es menor la conciencia sobre la importancia de la privacidad.
En mi opinión, el peso no se tendría que poner tanto en acciones “a toro pasado”, sino ser más proactivos. La clave está en una buena formación y en hacer partícipes a los ciudadanos de los pros y contras de esa identidad digital distribuida que cada día nos creamos (y nos crean). Una baba de caracol que es difícil hacer desaparecer (para lo bueno y para lo malo).
No sé si conoces algunos otros malos hábitos, webs capciosas, o cosas similares. Si es así, háblame de ellos.
Casi todas las webs capciosas explotan uno de los fallos de seguridad más comunes y difíciles de resolver: la estupidez humana (para ella no hay parche). Y es que la ingeniería social es una de las técnicas preferidas por los crackers o interesados en recabar información. Para muestra, los muchos casos que se dan de despidos de empleados que, estando de baja, publican en redes sociales que se han ido de vacaciones, u otros usos de este mismo calibre. Aquí la debilidad de la cadena no está en la herramienta, sino en la persona.
Me ha parecido genial el primer párrafo, el del sexo, que miedo le tiene la gente y cada vez más, yo les suelo decir que solo es información y tu decides que compartes tu tienes el control, y no hablo de gente joven de unos 27 a 35.
yo tambien quiero hacerle una entrevista 😉
Hola Lorena.
Felicidades por la entrevista :). Soy Samuel Parra, y el 26 de agosto compartimos un artículo también en El Correo de Andalucía http://www.elcorreodeandalucia.es/noticia.asp?idnoticia=4424170098093095099097424170
Sólo quería felicitarte, saludarte, y animarte en tu labor :).
Hasta pronto.
Tanta Andalucía me empieza a dar ‘mala espina’… 🙂
@josu: estar informados y ser conscientes de las consecuencias de nuestros actos son la clave para actuar de una forma correcta. Pero no sólo en las redes sociales, es aplicable al resto de ámbitos de nuestras vidas…
@txetxu: pues a ver si aceleramos esa entrevista 😉 ¿Por qué te da mala espina Andalucía? Con lo bonita que es y lo bien que nos han tratado cada vez que hemos estado por allí 😀
@samuel: un placer coincidir en ese rinconcito de información 😀
¿No sé yo si te están tirando mucho los ‘tejos por allí’ y te vamos a perder por aquí ;). Digamos que es sana envidia si es que puede ser sana.
Y la entrevista mejor pausada que acelerada. Habrá que fijar forma (maileada, presencial, grabada….) y día.