Soy la primera que dice una y otra vez a los escépticos digitales que este mundo de bits y bytes hay que entenderlo como un espacio más en el que nos movemos, igual que lo hacemos en el trabajo, en el parque, en casa, en los bares… Un espacio con sus limitaciones inherentes al medio, con sus normas escritas y no escritas y con sus comunidades. Quizás sea porque me siento más como una residente digital (que no concibe ya el medio analógico sin las ramificaciones digitales), que como una visitante esporádica (David White).
Sin embargo, me preocupa cómo toleramos cosas en este espacio digital que serían impensables en nuestro mundo offline. Ese es el caso de las condiciones y medidas draconianas de los grandes imperios digitales. Que Facebook decide borrar un perfil por poner en el muro de Carrefour el teléfono alternativo de un 902 de dicha empresa, pues oye, qué se le va a hacer… lo ponía en su letra pequeña. Que también te lo elimina porque subes una foto amamantando a tu bebé y eso lo considera cercano a la pornografía, pues estupendo (todos diremos que la culpa la tiene la mentalidad puritana norteamericana…). Que te lo quita porque haces publicidad de su rival directo, de nuevo miremos a la letra pequeña.
Luego nos tiramos de los pelos porque Facebook no nos da la herramienta para borrar nuestros perfiles… pues parece que es bastante sencillo ;-).
Así que me pregunto: ¿realmente el mundo digital es una transposición del analógico? Porque, en ese caso, miedo me da… ¿Si en un bar echan a un amigo por contar algo que no le gusta al dueño, te quedas? ¿Si en un bar echan a una amiga que se pone a amamantar a su bebé, sigues allí? ¿Si en un bar te largan a ti y a toda tu cuadrilla por hablar del garito de al lado, vuelves? (uso el símil del bar porque es muy cercano a nuestra cultura ;-)).
Mañana salgo para Berlín, con ganas de descubrir una ciudad que se ha levantado como el Ave Fénix después de sufrir guerras mundiales, muros, Stasi, espías, dictaduras, represión, … Los alemanes tienen siempre muy presente su pasado para intentar que no se vuelva a repetir. Ojo, que no intento comparar a las redes sociales digitales con catástrofes de esta índole, pero no me gustaría que el espacio digital estuviera limitado a unas pocas grandes compañías que decidieran por nosotros qué está bien y qué no. Distopías de ese calibre se muestran en libros como 1984, Un mundo feliz, Fahrenheit 451, … y cada día que pasa ya no nos sorprenden tanto.
Sigo en mi mundo de contradicciones y debates internos, porque a pesar de esto, yo también participo de estas redes sociales. Pero lo que está claro es que el espacio digital es el que más me reconcome últimamente. Seguiré dándole vueltas al tema en alto, si no os importa.
A mí me importaría -y preocuparía- que no lo hicieras 😀
Estoy totalmente de acuerdo contigo en esto (ya sabes, sin que sirva de precedente), pero te supero en «cascarrabiez» y no he entrado en G+, por ejemplo (bueno, entré quince minutos y me salí…). Creo que exactamente igual que en esos otros espacios «analógicos» ejercemos nuestra libertad (con respeto) e intentamos ser los que decidimos por nosotros mismos, en la red puede y debe ser igual. La ciudadanía no es sólo un conjunto de derechos superpuesto a otro de costumbres, es también la idea de que sólo cada uno es dueño de sí mismo, y si extendemos la ciudadanía a nuevos espacios, es esencial que no perdamos esa idea de vista.
¡Buen viaje!
Buen artículo, Lorena. Independiente, crítico y realista. Yo también lo veo así aunque mi expriencia es más limitada. Bueno, también quería dejarte esto para que lo vieras; seguro que te va a gustar. Se llama Pío y acaba de salir calentito de Ephemera 🙂
http://vimeo.com/26834310
Buen viaje.
A pesar de ser redundante yo también estoy de acuerdo contigo…
Sin embargo, también hay que tener en cuenta que en las redes sociales también hay modas… Lo digo porque yo estoy en muchas, y por épocas según les ha dado a mis conocidos he «estado más activa» en unas u otras.
El problema de estas redes, como los del bar que comparas con el feisbu, es que en ese bar, le han dicho lo que sea a uno de tus cien contactos, y si ya no vuelves a entrar, puede que no retomes el contacto con los otros 99, bien porque no usen correo electrónico, no estén en otras redes sociales, o porque no usan móvil. Incluso así, en mi caso, el ver las actualizaciones de los muros de esas personas, es una forma de contactar y ver que siguen bien, y si me voy, sé que será muy fácil no volver a saber de ellos… No sé si me explico.
Las redes sociales virtuales amplifican las redes sociales del mundo 1.0 a límites insospechados, y en el momento que te vetas en una, te limitas, a pesar de renunciar a derechos como el que comentas del perfil.
Es una cuestión peliaguda que da que pensar… ¡En fin!
Un saludo, y encantada de leerte 😀
Berlin es un sítio fantástico (perdona-me mi péssima escrita en portullano – una terrible mixtura de português y castellano). No dejes de visitar Potsdam se tiennes tiempo.
Vaya con Dios.
@goyo: coincido contigo en lo de ejercer nuestra ciudadanía tanto en la Red como fuera de ella. Es esencial ser consecuentes con nosotros mismos. Pero lo que precisamente quiero recalcar en este post es que tenemos más manga ancha en las redes sociales digitales. Aceptamos cosas que no aceptaríamos en un plano analógico.
@antonio: gracias por el regalo 🙂
@bdellovibrium: claramente el problema es el que marcas. Tus contactos están ahí. Si abandonas el espacio, pierdes el contacto. Pero esto también me trae a la cabeza el poema de Martin Niemöller.
@zedeportugal: tu portullano es perfecto :-). Visita a Postdam hecha. Ya escribiré un post con mis impresiones de esta gran ciudad.
Primero de todo, que me encanta leer este blog, ¡tiene chispa y enciende la mente!
Algunas ideas por las que probablemente no nos comportemos igual:
-En el mundo analógico no hay un único bar, tienes alternativas en cada esquina. En el mundo digital solo hay un bar de moda, en el que encuentras a todos tus conocidos, y si te vas, o les convences a todos para que vayan contigo, o lo que te queda es aburrirte.
-En el mundo analógico si decides cambiar de bar no tienes grandes impedimentos, entras en otro, pides, y en 5 segundos estas haciendo lo mismo que hacías antes. Los bares respetan los estándares. En el mundo digital si decides cambiar sabes que te espera un inicio cansino, de configuración, de invitaciones, de conocer como se piden las copas…
-En el mundo analógico no lees en los escaparate de las tiendas…»descubre nuestros últimos modelitos en el bar X».
🙂 S2
@delivolicita: ¡Me han encantado los símiles! Me los apunto 😀
Eso sí, tu comentario me ha hecho reflexionar si el camino no será dejar los bares de moda y volvernos a las pequeñas tascas de barrio 😉
Jeje, si, a cualquier bar que para que te quedes en él no limite tus libertades, y es que como dice un eslogan ciberpunk: «Bajo toda arquitectura de información se esconde una estructura de poder».
Además siempre nos quedará tomarnos las cañas en casa, en este caso el blog, más barato (no pagas por con tu atención a la publicidad ni con tus datos personales) y luego no hay que recoger 🙂