Viendo esta estupenda presentación de Pilar Gonzalo, me topo con el concepto «aprendizaje bulímico (tragar y vomitar)» y no sé si será deformación profesional o qué, pero lo primero que he visionado en mi cabeza ha sido la comunicación bulímica que últimamente me rodea. Esa comunicación en la que todos tragamos cantidades ingentes de información para vomitarla de inmediato, sin apenas masticarla. Pero además, no la vomitamos en un único espacio sino en todos los que podemos con esa idea preconcebida (y errónea) de que tenemos que llegar a todo el mundo (independientemente de que le interese nuestro mensaje o no), machacando como un martillo pilón y haciendo así que la información se multiplique de manera exponencial.
No es de extrañar, por tanto, las conclusiones que arrojan este estudio de IBM que asevera que el 90% de los datos del mundo se han creado en los últimos dos años.
Lo peor de esto es que todos ejercemos de pequeñas mangueras de comunicación, que salpicamos a los que tenemos en nuestro círculo más próximo. Yo acelero mis ritmos, consumo información de forma más apresurada y hago lecturas más verticales. Lo hago y, sin apenas reposar, vomito el contenido a los que tengo a mi alrededor (que parece que cada día son más, porque según este estudio de la Universidad de Milán, la teoría de los 6 grados ha bajado a 4.74 ;-)), que a su vez, actúan de la misma manera. Un vórtice del que es difícil salir.
Quizás haya que ponerse a dieta de información, como nos recomendó ya hace tiempo Neus Arqués, seleccionando con especial cuidado a nuestros prescriptores y meditando muy mucho lo que compartimos (para convertirnos a su vez en prescriptores de interés).
Imagen de saturmix (CC by-nc-sa)
Pues que sepas que no voy a redifundir este artículo por ningún otro sitio… para dar ejemplo 😛
No encuentro acertado el símil de la bulimia al que recurre Lorena. Aparte de resultar harto desagradable -sobre todo a horas como las que la casualidad me ha traído a leerlo, poco antes del mediodía-, llaman la atención de un modo desfavorable las connotaciones de incorrección política que el post transmite. Pues no es menester que nos extendamos acerca del carácter polémico que de años a esta parte ha tenido la bulimia, asociada a otros trastornos de la psicología alimentaria que tanta preocupación suscitan entre los expertos en medicina social y asuntos de la juventud.
Mayor grado de urbanidad habría tenido la comparación con repetidores wifi funcionando sin control, el eco de un patio de vecindad o incluso una jaula atiborrada de cotorras. Porque tal es el aspecto que presenta últimamente la web 2.0. Y más en particular ese odioso y apestosísimo twitter, del que una horda de activistas políticos ha hecho saltar chispas durante la última campaña electoral, como si pensara que a un partido se le puede aupar hasta las altas magistraturas de la nación a base de escribir gilipolleces en la pantallita de un dispositivo con iOS X o Android.
Pero ni siquiera en ese caso yo recurriría a símiles digestivos harto desagradables. Los seres humanos tienen su dignidad, y si han de echar la pota y no tienen tiempo de llegar hasta el lavabo, lo menos que podemos hacer, como personas educadas y de buen gusto, es mirar para otro lado y marchar sin decir nada en busca del cubo de serrín.
Es una visión interesante, y refleja, quizá, la situación en la que actualmente se encuentra el péndulo, en la parte más alta de su recorrido, en uno de los dos extremos (no me preguntes en cuál, no lo sé…). ¿Preocupación? Ninguna, el péndulo siempre baja, y éste también terminará haciéndolo…
Un abrazo y buena tarde…
@julen: harás bien. Que tengas buena digestión 😉
@patxi: siempre no se puede acertar ni agradar a todos. Yo no considero incorrección política el uso de este símil porque precisamente se usa para reflejar malas praxis y no para hacer apología de la bulimia. Ahora bien, las interpretaciones son subjetivas 😉
Coincido contigo en lo de Twitter, aunque debo decir que los políticos no son los únicos culpables. El «famoseo» también está colaborando activamente (bueno, y los ciudadanos de a pie también lo hacemos ;-))
@manuel: es curioso como ese péndulo nunca se estabiliza. Siempre estamos o en un polo o en otro 😉
ademas de ser egoistas