Hace ya más de un año estuvimos trabajando en un proyecto de formación a distancia a Entidades del Tercer Sector. Compartí cartera digital con nada más y nada menos que gente de la talla de David Sánchez Bote, Dani Gutiérrez y Javier Leiva (por no hablar del nivel de los alumnos…). A la menda le tocó el módulo sobre urbanidad y ciudadanía digital.
Ahora sale la publicación [PDF 12,6 MB] que recoge el material completo con todos los módulos bajo licencia CC by-sa.
Y por si esto fuera poco, ya está en marcha la segunda edición de la formación. Tenéis aquí toda la información.
Os dejo la introducción que escribí en su día (marzo 2011). Dentro podréis encontrar el material completo:
De cara a trabajar la identidad digital de nuestras organizaciones, lo más apropiado es inicialmente determinar a quién nos queremos dirigir (acotar nuestra audiencia). Siempre tendremos la tentación de hacerlo al mundo mundial, pero hay que ser realistas y focalizar nuestros esfuerzos. Koro Lázaro nos ponía el mejor de los ejemplos: «si hablas sobre detergentes olvídate de la gente que ni siquiera tiene lavadora«. Y aún más importante: responder el para qué. Porque no podemos permitir que las herramientas se conviertan en un fin en vez de ser un medio.
Tras esto, toca analizar en qué plataformas/espacios están esas personas. Es mejor participar en pocos sitios pero de una manera intensiva, no dejando una sensación de abandono o contestador automático que lo único que hace es repetir sus soflamas. Y si es importante participar, aún lo es más escuchar. Puede ser incluso una práctica ideal de inicio para encontrar a nuestros compañeros de viaje cibernético.
Si diseñamos una estrategia de participación en esas plataformas, teniendo en cuenta la “etiqueta” y lenguaje que funciona para cada una, tocará también establecer una serie de métricas sociales (recalco lo de sociales, porque muchas veces prevalece la falsa creencia de que los números redondos son los mejores indicadores y que “más significa mejor”) para ver nuestros avances o retrocesos.
En cuanto a nuestra identidad digital, dejamos en evidencia que todos/as contamos con una (desperdigada en multitud de pedacitos o espacios en Internet). Otra cosa es que seamos conscientes de ello. Y aún más: que nos demos cuenta de que esa identidad digital no sólo la estamos construyendo nosotros, sino también nuestro entorno. Ya lo decía Zigmunt Bauman (y no hablaba de Internet): «La construcción de identidad implica el triple desafío (y riesgo) de confiar en uno mismo, en otros y también en la sociedad.»
¿Cambio sociológico o cambio tecnológico?
Todos coincidimos en que el éxito de plataformas como Facebook, Tuenti o Twitter viene propiciado por un cambio social y comunicacional (entrando en ocasiones en el debate de si es antes el huevo o la gallina). Pero también vemos claro que tienen sus días contados y otras “killer applications” darán su reino por acabado. Las redes sociales no son un invento que haya surgido al amparo de Internet. Siempre han existido, sólo que ahora se ha incrementado el tamaño de las mismas gracias a las herramientas. Como decía Genís Roca, Internet “es como un superpoder” que permite ampliar las capacidades de los seres humanos. La cuestión está en quién tiene ese superpoder, quién quiere este poder y quién puede tener este superpoder.
Miedos
La incertidumbre que nos genera lo que no podemos controlar, normalmente nos paraliza. El ser humano por naturaleza necesita gobernar lo que hace, entender lo que le rodea. Tendemos a asimilar lo desconocido como un peligro potencial en vez de hacerlo como una oportunidad. Es por esto, que las nuevas tecnologías nos provocan una serie de miedos que tendremos que aprender a controlar: la celeridad con la que cambian (muy típica también de la sociedad en la que vivimos), la privacidad, las condiciones de uso (o abuso) de algunas plataformas, …
El otro día leía en una presentación muy acertada lo siguiente:
“Como personas, ciudadanos, podemos elegir:
- Vivir en la Red (residentes digitales)
- Visitar la Red (visitantes digitales)
- Incluso ignorar la Red
Pero como padres, formadores, docentes… tenemos la responsabilidad de conocer, puesto que vamos a educar para vivir en la Red“
¿Puede el Ciberactivismo cambiar el mundo?
Con esta pregunta, Raúl nos tiraba de la lengua. Así que debatimos también el exagerado papel que, desde los medios de comunicación tradicionales, se atribuye estos días a las redes en cambios sociales y revoluciones populares. ¿Han encendido la mecha o simplemente han ayudado a propagarla en situaciones muy concretas? Dos fueron los artículos que saltaron a la palestra: “Ni Facebook, ni Twitter: son los fusiles” y “Twitter se suma a los grandes iconos revolucionarios“.
Imagen de Mallix (CC by-nc-nd)