Aquí llega el último capítulo de mi viaje a Múnich. En este post repasaré lugares de visita obligada por todo aquel que quiera descubrir esta estupenda ciudad.
Para hacernos una idea de su magnitud, debemos saber que la superficie aproximada de la urbe es de 310 km2 dividida en 25 distritos.
Si existe el dicho que todos los caminos llevan a Roma, en Múnich yo lo cambiaría por todos llevan a Hauptbahnhof y Marienplatz. La primera es la estación central de la capital bávara. La segunda es la plaza central y centro del casco antiguo. Cerca de ella están los edificios más emblemáticos:
- Frauenkirche (en alemán es una abreviatura de Kirche Unserer Lieben Frauen, es decir, Iglesia de Nuestra Amada Señora). Es de estilo gótico. Sus imponentes dos torres de 99 metros se ven desde casi toda la ciudad. Hay una historia curiosa que le da un aire de misticismo. Se cuenta que el arquitecto hizo un pacto con el diablo para construirla: le prometió que no tendría ninguna ventana. Sin embargo, lo que hizo fue diseñarla de tal forma que, desde un punto, no se ve ninguna. Cuando vino el diablo, le llevó a ese punto y el diablo se regocijó ante la obra. Sin embargo, se terminó dando cuenta del engaño y estalló de ira dejando su huella en ese punto, al que se le denomina “La huella del diablo” (Der Teufelstritt). También aquí está la tumba de Luis IV de Baviera.
- Neues Rathaus: es el nuevo ayuntamiento, aunque lo de nuevo no nos debe llevar a engaño pues fue construido entre 1867 y 1909. Es de estilo neogótico. Tiene un carrillón que sólo se pone en marcha a las 11 y a las 12 de la mañana y que muestra la historia de Múnich. En sus soportales está la oficina de turismo (¡donde te cobran por casi todo!).
- Altes Rathaus: el antiguo ayuntamiento está justo al lado del nuevo. Éste fue construido entre 1470 y 1480. En la actualidad, en su interior alberga el museo del juguete. Tiene un soportal debajo por el que se puede pasar y ver un curioso artilugio mecánico que suena cada pocos minutos como una especie de caja de música.
- Viktualienmarkt: es la plaza de las vituallas. Un mercado donde comprar y degustar los productos típicos de la tierra.
- Hofbräuhaus: la cervecería centenaria más famosa, fundada en 1589. Es enorme y dispone de varias salas. En ellas hay mesas corridas de madera en las que degustar una buena mass (jarra de 1 litro de cerveza que pesa el doble y que hay que coger con una sola mano para que no te tomen por un pardillo 😉 ). Allí te sientas con el resto de gente, por lo que es un lugar excelente para relacionarte. Aunque la mayoría éramos guiris, también pudimos charlar con alemanes. Hay espectáculos musicales y además sirven comida. De hecho, allí probamos nuestro primer pretzel, una especie de panecillo salado en forma de lazo (que por cierto, no nos gustó nada). No es muy caro para lo turístico que es: unos 7 € la mass. Recomiendo probar la cerveza Original y la Dunkel (negra).
- Karlstor e Isartor (las puertas de Karl e Isar). Karlstor está junto a Karlsplatz, donde en invierno montan una pista de hielo. Es el sitio ideal para iniciar tu paseo hasta la Marienplatz, terminando luego en Isartor.
- Englischer Garten (Jardín Inglés): es el jardín más grande de la ciudad con 373 hectáreas. Una especie de Central Park muniqués que le sirve de pulmón. En su interior podemos encontrar desde una torre china hasta intrépidos surferos que moldean los rápidos del río Isar. Se dice que a los alemanes les gusta mucho tomar baños de sol desnudos sobre la hierba, aunque obviamente, con -6º C no vimos a ninguno.
- Como en todo viaje que se precie hay que comprar regalos a alguien, toca visitar Los Cinco Patios (Die Fünf Höfe), un pasaje comercial de arquitectura premiada, situado entre las calles Theatiner y Maffei.
En otro extremo de la ciudad tenemos juntas las instalaciones que acogieron los juegos olímpicos de 1972 (tristemente recordados por el asesinato de atletas israelíes a manos de terroristas palestinos) y el museo BMW. Olympiapark tiene estructuras sorprendentemente modernas para la época en las que fueron construidas, aunque están un poco descuidadas. Una enorme torre de televisión (Olympiaturm) de más de 290 metros de altura lo domina todo. En su parte superior hay un restaurante y un mirador que giran lentamente. A su lado, el museo BMW, visto desde las alturas, tiene la forma de unos enormes pistones de motor. Tiene tres partes diferencias: la cadena de montaje (donde si pides cita puedes ver a los enormes brazos mecanizados construyendo coches como churros), el museo propiamente dicho y una especie de concesionario donde se pueden probar y comprar vehículos. Aquí fui un poco obligada por un apasionado del motor y debo decir, aún así, que el museo me gustó mucho por su elegancia en la forma de presentar las cosas. Puedes ver desde el BMW que usó James Bond, hasta los coches de Fórmula Uno o esta rareza llamada Gina cuya carrocería es de un material similar al nylon.
Al este tenemos una zona llena de museos de arte: el Alte Pinakothek, el Neue Pinakothek y el Pinakothek der Moderne. El Alte Pinakothek recoge obras desde la Edad Media hasta el siglo XVIII; el Neue Pinakothek desde finales del XVIII hasta la década de 1920; Pinakothek der Moderne guarece el arte moderno. Yo tenía especial empeño en ir al segundo puesto que allí se encuentra el famoso cuadro de Los Girasoles de Van Gogh. De hecho, hay una graciosa anécdota con esto. Cuando llegamos el domingo a eso de las 17:30, nos dijeron que cerraba a las 18:00 así que me llevé una gran decepción porque pensé que ya me había quedado sin verlo. Para mi suerte, el lunes no cerraban. Cuando nos íbamos, un amigo me comentó que igual no estaba ese cuadro porque él lo había visto en agosto en la National Gallery de Londres. La decepción se apoderó de mí así que, antes de irme, le pregunté a una amable señora del museo. Ella me comentó que sí que estaba, pero para no dejar que mi decepción disminuyera, agregó que había muchas copias por el mundo. Y es que parece ser que Los girasoles es una serie de cuadros: hay tres similares con quince girasoles en un jarrón, y dos con doce girasoles, también en un jarrón. Me queda la esperanza de que el primer jarrón pintado con doce girasoles es el de Múnich. Otra cosa curiosa es que en este museo puedes sacar todas las fotos que quieras, así que no pude evitar inmortalizarme con mi famoso fetiche 😉 .
Se nos quedaron en el tintero otros muchos sitios como el Allianz Arena (el campo de fútbol del FC Bayern y el TSV 1860), la Residenz (un hermoso palacio real), el Deutsches Museum (museo de la Historia de la Ciencia y la Técnica Alemana), … Pero bastante recorrimos en sólo cuatro días.
Para terminar, os recomiendo el capítulo del programa Planeta Finito dedicado a la ciudad bávara presentado por Carlos Chamarro (el canijo de Cámera Café).
En capítulos anteriores:
No sabia lo de los girasoles. ¡Gracias por contarlo! 🙂
Muy útiles tus comentarios. Gracias por compartirlos.
Buenas tardes,
Me llamo Artal Gramunt y soy de Barcelona. Muy bueno tu blog.
Actualmente vivo en Múnich y estoy intentando tirar para adelante una agencia de Tours turísticos en español en Múnich.
No he llegado a ver si es que vivies en Múnich o si es que lo visitaste.
He hecho los Tours, el website (https://www.munichandbavaria.com), y hago diferentes Tours:
Del centro histórico, de la cerveza, de los Juegos Olímpicos, de Salzburgo, de Núremberg, del Palacio de Herrenchiemsee.
Bueno si no vives en Múnich pero te gustó y quieres volver consultame, en caso que vivas en Múnich y te interese pasar un día en con algún Tour también consultame.
Muchas gracias por tu blog, y buena entrada de año.
Artal Gramunt.