Artículo publicado en la Revista Deusto Nº 122 (primavera 2014).
Si algo le debemos a internet es la cantidad de nuevo vocabulario que está incorporando a nuestra conversación diaria. Porque, hasta hace unos meses, ¿quién sabía lo que era un selfie? Y ahora, sin embargo, es común escuchar esta palabra en las noticias o usarla con los amigos. Hay hasta quien prefiere hablar de ello con los vecinos en el ascensor en vez del tiempo. Y es que, cuando una palabra se pone de moda en la red, la manoseamos sin fin.
El término selfie hace referencia a las imágenes que tomamos de nosotros mismos, solos o en compañía de otras personas, generalmente con smartphones, tabletas, webcams, etc… y que luego publicamos en redes sociales. Hasta que los móviles no han ido incorporando cámaras frontales, muchos han sido los que practicaban el selfie frente a un espejo o estirando su brazo al máximo. Esta palabra tiene su alternativa en castellano, pero supongo que “autofoto” no tiene tanto carisma. Veremos si en unos años la RAE la incorpora, como ha hecho con otros vocablos digitales, como es el caso de tuit o blog.
La primera constancia que se tiene de este término es de 2002, en un foro de internet de una televisión australiana. Pero no ha sido hasta estos últimos años cuando ha logrado una gran popularidad, siendo incluso seleccionada como palabra del año 2013 por los diccionarios Oxford de lengua inglesa. El escándalo que levantó una autofoto que se tomaron los políticos Barack Obama, David Cameron y Helle Thorning-Schmidt durante el funeral de Nelson Mandela copó los medios de comunicación en diciembre de 2013. Ha habido incluso un selfie del papa Francisco con un grupo de adolescentes en una visita al Vaticano que arrasó en las redes sociales. Luego llegó Ellen DeGeneres, presentadora de la edición 2014 de los premios Oscar, que durante la gala hizo una fotografía junto a otros actores y actrices con su teléfono móvil, publicándola posteriormente en Twitter. Jamás hubiera imaginado que esa imagen iba a ser la más retuiteada de la historia. Tal ha sido el éxito de este selfie, que el tuit que tenía hasta ese momento el récord (la fotografía de Obama con su mujer tras conocer que había ganado las elecciones por segunda vez) contaba “solo” con 780.677 retuits. El de los Oscars va ya por los 3.429.139.
If only Bradley's arm was longer. Best photo ever. #oscars pic.twitter.com/C9U5NOtGap
— Ellen DeGeneres (@TheEllenShow) marzo 3, 2014
Pero el fenómeno selfie no es algo que haya aparecido con internet. La primera autofoto de la que se tiene constancia data de 1839. Robert Cornelius, uno de los pioneros de la fotografía, hizo un daguerrotipo de su propia persona. Como la captura de esta técnica requería de un elevado tiempo de exposición (como mínimo 10 minutos), le dio tiempo a destapar el objetivo de la cámara, sacarse la fotografía, y volver a tapar la cámara.
Ahora bien, el rey del selfie es sin duda el estadounidense Karl Baden, que lleva haciéndose una fotografía diaria de su cara desde 1987, acumulando ya 27 años documentando su envejecimiento. Ahora ha montado un vídeo que está colgado en YouTube para ver cómo ha cambiado durante este tiempo. Se pueden incluso apreciar los momentos en los que superó un cáncer.
Pero, ¿por qué nos gusta tanto hacernos selfies? ¿Narcisismo, reafirmación, diversión? El neurocientífico de la College University de Londres, James Kilner, nos dice que es un mecanismo para conocernos mejor. Y es que el rostro que menos vemos, salvo excepciones, es el nuestro. Nos pasamos el día viendo caras pero tenemos un gran desconocimiento de la nuestra. Tal es el caso que se han hecho experimentos en los que se mostraba a un individuo varias fotografías de él mismo (una original y varias retocadas) y al pedirle que encontrara su verdadera imagen, la mayoría de las veces fallaba.
También buscamos la aprobación de los demás al colgar estas fotografías en la red. Incluso algunas personas rozan ya lo ridículo buscando esta recompensa. Es el caso de un joven de Houston al que no se le ocurrió otra cosa que sacarse una autofoto mientras corría delante de un toro en un encierro, hasta el punto de ser casi embestido. O el caso de otro joven que viajaba en una avioneta en Hawai que se estrelló en el mar, y que se sacó varias autofotos mientras flotaba a la deriva con el chaleco salvavidas. De hecho, tendremos que seguir la pista a las derivaciones que han ido surgiendo del término: el helfie (foto del pelo de una persona), el belfie (foto del trasero) o el drelfie (un selfie borracho).
Y tú, ¿te has hecho un selfie esta semana?
Imagen de Lotus Carroll (CC by-nc-sa).